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A la mañana siguiente, cuando los habitantes de Asdod se levantaron, vieron que la estatua de Dagón estaba tirada en el suelo, boca abajo, frente al cofre del SEÑOR. Entonces la levantaron y la colocaron en su lugar. Pero cuando se levantaron a la mañana siguiente, ¡otra vez encontraron la estatua tirada en el suelo frente al cofre del SEÑOR! Esta vez la cabeza y las manos de la estatua estaban quebradas, tiradas en el umbral. Lo único que quedaba entero era el cuerpo de la estatua. Por eso, aun hoy en día, ni los sacerdotes de Dagón ni ninguna otra persona que entra en el templo de Dagón en Asdod pisan el umbral.

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